Entrenamiento auditivo

La calidad auditiva puede afectar al lenguaje, al aprendizaje y al comportamiento de niños y adultos.

El entrenamiento auditivo puede ser clave para potenciar el nivel intelectual de un niño. Todo esto depende de tres sistemas sensoriales: visión, audición y desarrollo motor.

Tener una buena calidad auditiva es importante debido a que es uno de los pilares del desarrollo y del aprendizaje. La lectura, la capacidad de compresión, el lenguaje y la escritura dependen de ello.

No es lo mismo escuchar que entender, por eso la importancia de una buena agudeza auditiva.

Las funciones auditivas principales que determinan la calidad auditiva son:

  • Conexión auditiva
  • Localización de la fuente de sonido
  • Discriminación auditiva
  • Lateralización auditiva
  • Comprensión auditiva
  • Control de intensidad del sonido (volumen)
  • Filtrado auditivo (atención selectiva)

Si un niño no dispone de una buena calidad auditiva puede presentar una inmadurez en su neurodesarrollo general, causando consecuencias sobre importantes fases de su aprendizaje y repercusiones sobre algunos patrones de su comportamiento.

¿Cómo se puede reeducar el oído?

El programa de reeducación auditiva Berard, desarrollado por el Dr. Guy Berard, permite reequilibrar la calidad auditiva.

A través de un examen específico y de una reeducación auditiva, es posible proporcionar al cerebro una segunda oportunidad para madurar y organizarse.

El tratamiento cosiste en la escucha de música modulada durante 20 sesiones de 30 minutos cada una, a razón de 2 sesiones diarias.

La reeducación auditiva normaliza el gráfico audiométrico y suprime las puntas de hiperaudición, mejorando la capacidad comunicativa, la correcta adaptación al entorno y el buen desarrollo emocional de la persona.

Volver a Terapias.

¡OJO A LAS SEÑALES!

Cuando la ruta auditiva no ha tenido un buen desarrollo o hay un problema de procesamiento auditivo central, se puede apreciar entre otros:

  • Problemas de comprensión.
  • Lenguaje pobre y tardío.
  • Dificultades en el habla y la pronunciación.
  • Problemas en la adquisición de la lecto-escritura.
  • Problemas de atención en clase.
  • Mala memoria.
  • Retraso en la respuesta a órdenes auditivas (“es lento y vago”).
  • Se distrae fácilmente.
  • Historial de reiteradas otitis.
  • Hay que repetirle varias veces las cosas.
  • Malinterpreta lo que se le dice.
  • Dificultad con los idiomas.
  • Frecuentes cambios de humor.
  • Se tapa los oídos frente a ruidos fuertes o determinados sonidos, le molesta la TV o se pone nervioso si chillan a su alrededor.
  • Voz monótona y plana.
  • Confunde o invierte letras.
  • Dificultad para entender instrucciones.
  • Problemas de comportamiento.
  • Emociones inestables.
  • Tiene acúfenos (ruidos/zumbidos en el oído).
  • Escasas propiedades con el lenguaje (no estructura bien las frases, no sabe explicarse…).
  • Cansancio generalizado.
  • Habla fuerte.
  • Altibajos emocionales.

Si reconoces alguno de estos síntomas contáctanos.