Entrenamiento neuromotor

Unas buenas habilidades dependen del desarrollo y de la correcta integración de estos tres sistemas sensoriales: visión, audición y desarrollo motor.

El desarrollo humano

El desarrollo físico tiene una gran importancia en la actividad cerebral. Constituye la base de todas las habilidades posteriores: emocionales, sociales e intelectuales (percepción, escritura, lectura, etc…). Todo esto se desarrolla a través del movimiento y siguiendo un orden secuencial.

Cada paso de esa secuencia lleva a la siguiente e incluso puede alcanzar distintas destrezas a la vez en su desarrollo.

Es de vital importancia tocar, abrazar y dejar moverse al bebé libremente en su entorno pues de no ser así puede producir dificultades para levantar la cabeza, pecho, moverse y reducir la estimulación de los otros sentidos.

¿Qué son los Reflejos Primarios?

Son unos movimientos automáticos e involuntarios que empiezan a desarrollarse en el útero y son controlados por ciertas áreas del cerebro. Constituyen una herramienta indispensable para la supervivencia del feto y del bebé porque le permiten tener una respuesta de adaptación al nuevo entorno del nacimiento y durante los primeros meses de vida

Los Reflejos primarios son la base del neurodesarrollo humano (comportamiento). Para que el desarrollo sea efectivo, necesitamos secuenciar la evolución de los reflejos primitivos.

A medida que el cerebro del bebé va madurando, los reflejos primitivos deben de inhibirse y dar paso a que trabaje el siguiente, llegando a desarrollar los reflejos posturales y habilidades motoras más controladas.

Cuando los reflejos primitivos no se inhiben en la etapa adecuada (entre los 6-12 meses de vida), nos vamos a encontrar una inmadurez en el neuro-desarrollo del niño.

La coordinación viso-motora gruesa y fina, percepción sensorial, cognición, aprendizaje y vías de expresión, influyen de manera negativa en la capacidad del niño y llegan a afectarle también en la edad adulta.

Los niños entre 3 y 4 años deben de ser capaces de entretenerse con sus juguetes sin necesidad de un adulto al igual que de permanecer sentados durante 15 min.

Si esto no es así, significa que el niño presenta reflejos activos y por tanto las áreas neuro-sensoriales no están integradas. Esta falta de integración afectará a su vez a que las áreas emocionales tampoco estén integradas y a las áreas visuales y sus consecuencias influirán negativamente en las capacidades del niño (o adulto) empezando a ser evidentes en la etapa académica a partir de los 6 o 7 años de edad.

En el momento que nos damos cuenta que la actividad de los Reflejos Primitivos están produciendo síntomas que afectan al aprendizaje o comportamiento del niño (o adulto) ya podemos trabajar la causa que está originando el problema a través de unos ejercicios específicos los cuales influirán en el control postural y en el equilibrio facilitando el rendimiento y los periodos de atención en la escuela y en casa.

Ésta es pues una terapia individualizada que ofrece al cerebro una segunda oportunidad para madurar y organizarse.

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¡OJO A LAS SEÑALES!

Cuando uno o más reflejos primitivos están activos, se puede apreciar:

  • Dificultad de atención y/o concentración.
  • Problemas visuales, perceptivos y auditivos.
  • Dificultades en el habla y la pronunciación.
  • Problemas de orientación espacial.
  • Intolerancia a las etiquetas de la ropa.
  • Andar de puntillas.
  • Hipersensibilidad a la luz y ruido.
  • Miedos y respuestas exageradas.
  • Rechazo al contacto físico.
  • Malas posturas u incapacidad de permanecer sentado durante tiempo.
  • Escasa coordinación ojo-mano-pie como juegos de pelota, dar volteretas, saltar a pata coja, montar en bici…etc.
  • Poco equilibrio y coordinación.
  • Mareos por movimiento: coche y/o atracciones de feria.
  • Problemas de memoria.
  • Torpeza motora y cansancio frecuente.
  • Problemas de comportamiento.
  • Emociones inestables y cambios de humor.
  • Lentitud generalizada.
  • Dificultad en distinguir derecha/izquierda.
  • Mala grafía y expresión escrita.
  • Enuresis nocturna.
  • Dificultad para atarse los zapatos, cortar con tijeras, etc.

Si reconoces alguno de estos síntomas contáctanos.