En este artículo vamos a tratar las enfermedades de retina, pero primero vamos a describir que función tiene en el ojo la retina.
La retina es la parte más interna del ojo y es la que se encarga de la percepción de los colores, de las formas y de la luz. Está formada por fotorreceptores y terminaciones nerviosas. Además, tiene tres áreas principales: la mácula, la retina más periférica y el gel vítreo.
LAS ENFERMEDADES QUE PUEDEN AFECTAR A LA RETINA.
-
Retinopatía Diabética.
Las personas con diabetes, es decir que tienen un alto nivel de glucosa en sangre, padecen de una gran fragilidad en las venas de su cuerpo y las venas más sensibles son las de la retina. Estos pequeños vasos sanguíneos intentan luchar contra el déficit de nutrición de la retina que les provoca su diabetes, haciendo que se ensanchen y debiliten las venitas pudiendo producir hemorragias o engrosamiento de las capas que forman la retina. Consecuencia, visión borrosa y bajada de visión, manchas visuales e incluso pérdida repentina de la visión en uno de los ojos.
Lo más importante para controlar esta enfermedad es el diagnóstico precoz y control exhaustivo de la vista.
Las personas con diabetes que no presenten signos de déficit visual han de hacerse una revisión por lo menos una vez al año. Y si ya se tienen síntomas de retinopatía diabética las revisiones tendrían que ser cada tres o seis meses.
En cada revisión se hará una exploración íntegra y minuciosa del fondo del ojo y un control de la zona macular.
Es importantísimo para el control de la retinopatía diabética la observación intensiva de los niveles de azúcar en sangre por el endocrino y el compromiso del paciente.
-
Obstrucciones vasculares retinianas.
El síntoma principal es la pérdida total o parcial de la visión del ojo afectado. Además, esto ocurre de forma repentina e indolora.
Este problema puede sobrevenir si los factores cardiovasculares no están bien controlados. Si disminuye el diámetro interior de los vasos sanguíneos se pueden producir obstrucciones y pequeños infartos en la zona de la retina.
Es importantísimo determinar qué ha desencadenado el infarto retiniano, por lo que no solo será necesaria la intervención del oftalmólogo sino que se tendrán que determinar mediante analítica y revisión cardiovascular que las obstrucciones no provoquen falta de riego sanguíneo al cerebro.
Se tendrá que valorar también el grosor retiniano y en qué grado ha sido afectada la mácula. También se deberá determinar la zona afectada de la retina y en qué grado ha sido afectada.
-
Desprendimiento de retina.
El síntoma principal es la falta total de luz en parte o en todo el campo visual.
Se produce cuando se acumula líquido entre las dos capas, compuestas a su vez por varias capas, denominadas retina neurosensorial y el epitelio pigmentado, provocando una separación entre ellas.
Hoy en día el tratamiento es sencillo y exitoso en la mayoría de los casos. Se realiza una vitrectomía mediante la que se repone la parte de la retina que se ha desprendido y una vez que cicatriza la retina vuelve a su posición inicial.
La revisión ha de hacerse del fondo del ojo para determinar qué parte de la retina se ha desprendido y de esta manera proceder con el tratamiento adecuado.
-
Retinopatía hipertensiva.
Lo peor de esta enfermedad ocular es que no avisa hasta que ya se está en una fase avanzada y empieces a tener visión borrosa, disminución de agudeza visual y alteración de las formas y los colores de lo enfocado.
La retinopatía hipertensiva viene dada por altos niveles de tensión arterial, que además de ocasionar daños a nivel vascular en todo el cuerpo, también puede ocasionar daños importantes en los vasos de la retina como consecuencia de la rigidez vascular que provoca en los vasos retinianos.
Para un correcto diagnóstico se ha de hacer un exhaustivo examen de la retina el cual determinará la tensión ocular, además también te dará una pista del estado general de la tensión arterial en el paciente.
-
Degeneración macular.
En esta enfermedad el centro de la retina empieza a deteriorarse provocando un punto ciego en el centro de la visión. Esta enfermedad es neurodegenerativa y hereditaria y es la causa más frecuente de ceguera en mayores de 50 años, aumentando exponencialmente a partir de los 70 años.
Hay dos tipos de degeneración macular, la seca que se caracteriza por una pérdida lenta y constante de la visión central del ojo. Luego está la húmeda que es la más grave ya que se inicia de forma brusca alteraciones en la visión como consecuencia de hemorragias y acumulación de líquido en la mácula. Todo esto genera cicatrices además de nuevas formaciones de vasos sanguíneos que crecen debajo de la mácula haciendo que se pierda de forma severa la visión central.
Los síntomas más recuentes son: La visión central borrosa, sensación de ver las líneas rectas torcidas, dificultad para apreciar la profundidad o las alturas y manchas oscuras en el campo visual centra.
-
Retinitis pigmentosa.
Se caracteriza por la pérdida progresiva de los fotorreceptores y posteriormente de otras células de la retina, causando una pérdida lenta de la visión nocturna y periférica.
Las causas de esta enfermedad suelen ser hereditaria. En un estudio realizado se ha demostrado que el 50% de los casos son hereditarios, aunque no afectan de mismo modo a las generaciones ya que se han dado casos en que los hijos más afectados por la enfermedad los hijos que los padres.
Tratamientos en las enfermedades de retina.
Para algunas de las enfermedades descritas existe tratamiento, bien curativo o bien paliativo para detener o ralentizar la enfermedad ocular. Para las enfermedades de la retina que no existe tratamiento puede ser causa de pérdida parcial de la visión o ceguera.
Lo más importante para prevenir, evitar o detectar a tiempo las enfermedades de la retina es siempre su revisión. Una retinografía anual puede salvar tu visión.